Una relación es, entre otras (muchas )cosas, una multitud de detalles que evocan un recuerdo compartido. Son como la magdalena de Proust.
El primer párrafo de mi lista infinita tendría finasteride, sedal para rizos hidratados, 4 estuches de lentes de contacto, fotos, fotos enmarcadas, libros, revistas, sábanas, un colchón de dos plazas, un cubrecama, un pez rosa, medias, calzoncillos, remeras, llaveros, recetas vencidas, buzos, camperas, calles, sillas y lámparas.
¿Qué hay que hacer cuando el recuerdo deja de ser placentero? Cuando, por un largo período, hace que uno no pueda lidiar con la tristeza. Odio no saber que hacer, obviamente. Me pone muy nervioso.
Por un lado quiero hacer como los personajes de sitcom estadounidense. Meter todo en una caja (siempre todo entra en una caja) y ponerlo en la buhardilla. Por otro lado, sé que si saco las cosas y las escondo va a quedar su ausencia. Un poco como las manchas más blancas en una pared sobre la que había un cuadro. Y creo que prefiero ver el cuadro que el rectángulo blanco. Aunque me duela más al principio.
2 comentarios:
me encantó el final!
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