Una mirada atrás

Cuando digo que soy paraguayo, miento; si digo que mi familia es paraguaya (y muy), no. La rama paterna se diluye entre Asunción, LaFerrere y Monte Grande, suerte de Triángulo de las Bermudas miserable. A veces pienso que los Núñez Arrua tienen un fuerte componente de novela del boom latinoamericano, toda empantanada de realismo mágico.

Mi padre vino cuando tenía nueve años. Su madre era Florencia Arrua y su padre Isidro Núñez. Afecto al Partido Liberal, mi abuelo y sus hijos tuvieron que exiliarse si querían seguir vivos. Padre (Antonio Vigil) es el menor de trece hermanos/as: Alcides, Marta, Carlinha, Clarisa Teodolina, Vidal Hugolino, Asunción (en realidad se la conoce por Mercedes, que es su nombre de monja), Florencia (que, como Asunción, tiene alter ego eclesiástico: Inés), Valeriana, Miguel, Aída, Epifanio, Constancioy NN("murió a los siete días, poné ene ene, fue el primer Núñez Arrua").
Tomé un sorbo de vino mientras mi padre hacía una pausa. Pensé que (si obviamos al down ("mogólico, decile así, si es mogólico"), a la
esquizofrénica, dos ex-monjas y un seminarista (y dejamos afuera a los militares) es una familia de campo bastante normal; medio border, pero normal. Entonces, padre agregó que tenía otros quince medio hermanos. Me atraganté y lo miré inquisitivo. "Pero me enteré hace poco, por eso nunca los mencioné".



1 comentario:

Anónimo dijo...

Es todo muy pero muy verosímil, José, muy...muy vos, muy tu familia, ni una nota disonante ;-)...abrazo.