Trabajar me trae algunas satisfacciones además del sobre papel madera con los billetes el primero de cada mes. Aunque la leyenda urbana sostiene que lo único que hice en tres años fue maltratar clientes, hay algunos con los que congenié (y osaría decir) me caen bien. Hay una mujer que todos adoramos: Margarita. Compra libros caros, lindos y buenos. No pregunta cuánto salen y simplemente extiende su tarjeta de crédito y no para de hablar en todo ese tiempo.
Tres aclaraciones: a) Alguien no necesita comprar libros caros para caerme bien. Me molesta sobremanera, sí, la gente que llora porque los libros son caros. Comparativamente hablando los libros en Argentina no salen una fortuna (sí en Chile, sí en casi toda latinoamerica) y distan de ser un producto de lujo. b) Hay libros feos. Pero ¿por qué no comprarse los que son lindos? c) Puedo venderle a alguien el último libro multicolor de Coelho sin que se me caigan los anillos. Prefiero poder conversar durante esa transacción, y si el libro me interesa es más viable que si no.
Hay una muletilla que tenemos con los chicos, en la librería: "su vida personal no nos interesa". No se aplica para Margarita. Ella no nos cuenta de su vida: habla de los libros. A veces, algún detalle acerca de un libro la obliga a deslizarse a un racconto personal, y ese momento es sublime. Ayer le pregunté si le interesaba una biografía de Lispector que salió ahora. Me dijo que no porque X, Y y Z y me contó que cuando vivó en Brasil, etc etc. Y me quedé calladito, escuchándola. Lectores mucho más doctos que uno, sin ínfulas y accesibles son un placer difícil de encontrar. Poder compartir lecturas sin estar viendo quién la tiene más larga es algo que me da mucho placer.
Tres aclaraciones: a) Alguien no necesita comprar libros caros para caerme bien. Me molesta sobremanera, sí, la gente que llora porque los libros son caros. Comparativamente hablando los libros en Argentina no salen una fortuna (sí en Chile, sí en casi toda latinoamerica) y distan de ser un producto de lujo. b) Hay libros feos. Pero ¿por qué no comprarse los que son lindos? c) Puedo venderle a alguien el último libro multicolor de Coelho sin que se me caigan los anillos. Prefiero poder conversar durante esa transacción, y si el libro me interesa es más viable que si no.
Hay una muletilla que tenemos con los chicos, en la librería: "su vida personal no nos interesa". No se aplica para Margarita. Ella no nos cuenta de su vida: habla de los libros. A veces, algún detalle acerca de un libro la obliga a deslizarse a un racconto personal, y ese momento es sublime. Ayer le pregunté si le interesaba una biografía de Lispector que salió ahora. Me dijo que no porque X, Y y Z y me contó que cuando vivó en Brasil, etc etc. Y me quedé calladito, escuchándola. Lectores mucho más doctos que uno, sin ínfulas y accesibles son un placer difícil de encontrar. Poder compartir lecturas sin estar viendo quién la tiene más larga es algo que me da mucho placer.
2 comentarios:
que me hizo acordar a blue
www.delirandote.blogspot.com
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