Semana

Le pregunté a mi hermano de qué era la tarta y contestó que no había muchas opciones: podía ser de espinaca o de acelga. Pero no me dijo de qué era la tarta. Mientras la sacaba de la heladera y cortaba dos porciones pensé en un par de cosas:
a) que tenía que empezar a saber distinguir una verdura verde de otra
b) que Sandra cocina muy bien las verduras y
c) que en mi familia tenemos un gran problema para contestar las preguntas y para lograr afirmaciones. Juan, alias tu-hermano-el-dealer, alias ovejanegra, tiene un manejo restringido del lenguaje. "Qué se yo" encabeza su top five de frases hechas. Sus lecturas se limitan a best sellers tipo Grisham y un policial cada tanto. Tiene muchos libros de preparación de cocteles y de drogas. Hace poco le regalé un jabón de Sabater con olor a marihuana. Discutió con mi madre cuando lo trató de poner en la ducha: ella quería usarlo, mi hermano no la dejó. Si ovejanegra no contesta las preguntas, pueden imaginarse cómo es con mi otro hermano o mi madre.
El otro día le dije a una amiga que su regalo de cumpleaños era uno de los regalos de cumpleaños más lindos que me habían hecho en toda mi vida. Se conmovió y se sorprendió de que no le hubiera dicho que el regalo "No era feo" o "No estaba nada mal". Suelo echarle la culpa a los franceses y a su "pas mal". Es cierto que me cuesta responder preguntas directas y que es más cómodo dar respuestas que no lo son.