Árboles en invierno

Siempre que la veo a Marina hablamos de lo mismo.
La vida, la muerte, el dinero, su ausencia; de muchos libros, de algunas personas. Y, según la estación, del frío o el calor. El otro día llegué a su casa especialmente mojado con una lluvia torrencial, de película, con truenos y todo. La casa está en un terreno que tiene jardín adelante y atrás y el porche tiene una luz amarilla que oscurece más de lo que ilumina. Entrar a la casa en ese contexto fue absolutamente maravilloso. Nada de ese escenario es voluntario pero no hay nada que se haga para rectificar su curso. Me acordé de las casa de muchas tías viejas que aparecen en tantos libros. Sonreí mientras me mojaba.
El recuerdo de Marina es abrigado. De la misma forma en la que si pienso en algunos amigos y los veo con short, o a amigas con tal o cual vestido, a Marina la veo con un pullover azul de cuello alto.

1 comentario:

Ivana dijo...

Qué bueno eso de que uno recuerda a a alguien con un look!(y un escenario)