Tiempo de abrazar

My father marched into the dining room to adjust the thermostatand dramatically point to its “Comfort Zone,”
a pale-blue arc between 72 and 78 degrees. (...)
“The low end of the Comfort Zone! Not even the middle! The low end! It is not too much to ask!”



Estaba mirando una serie bastante tonta cuando me me sorprendió una oración: Maybe you could step outside your comfort zone.  Era la respuesta insolente a una frase oronda que no pensaba admitir réplicas, todo muy sitcom. No era un problema con la zona de confort en sí, era que la zona de confort fuera exclusiva.
Además de sorprenderme la frase me hizo acordar a un libro; un ensayo de Jonathan Franzen que se llama así.  Lo leí hace tiempo y no tengo buena memoria. Un rato después de  fracasar buscándolo  recordé que murió con musgo, junto a otras docenas de inocentes, después de que una grieta en una pared provocara la inundación de mi biblioteca.

Creo que es una conclusión un poco precipitada, pero esa frase me hizo dar cuenta de que hace un poco más de diez años que vivo en una zona templada. Desde que me despierto hasta que me acuesto trato de hacer que mi día se parezca lo más posible a lo que esperé que fuera. Para minimizar tristezas, para no tener miedo.  No es especialmente malo porque la zona es, después de todo, confortable. Pero quiero más. Quiero evitar mirar ansioso ese termostato imaginario. Quiero evitar  vías de escape tangenciales, innecesarias y peligrosas. No quiero terminar tipo Columbine o asociándome a una secta. Voy a tratar de vivir en una zona más feliz que templada.

*La traducción de Comfort zone es Zona templada, editada por Seix Barral en español. Encontré acá el texto completo en inglés.

1 comentario:

amapola dijo...

Vajá conmigo, seamos adolescentes