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Método Joseciano para lidiar con el conflicto
En este capítulo vamos a desarrollar un método que ha dado que hablar: el método joseciano para lidiar con el conflicto. En la edición anterior de esta obra, habíamos titulado a este capítulo "Método joseciano de resolución del conflicto", cometiendo un grosero error. Como veremos más adelante, una de las características principales de este método es la no resolución y la acumulación de problemas.
El método es muy sencillo de explicar, aunque no tan sencillo de aplicar. No está demostrado, pero se dice que para poder utilizarlo como primera herramienta, o, al menos, con bastante frecuencia, hace falta tener una alta cuota de capacidad de autodestrucción y un severo daño cerebral.
Esquematicamente, se lo puede dividir en 3 partes:
Parte 1: Enojo: Esta parte es fundamental en el método, dado que la magnitud del enojo es directamente proporcional a la razón que se tiene. "Si uno está muy enojado, entonces es porque tiene mucha razón" es la lógica que rige esta parte. Deben utilizarse expresiones del tipo: "¡Te lo dije tres veces, y sin embargo no lo hacés!". Debe ponerse énfasis en la cantidad de veces, y nunca, pero nunca, cuestionar por qué el otro debería hacer lo que uno dice; ¡es obvio! ¡porque uno lo dijo tantas veces! Esta parte es el secreto del éxito, ya que muchas veces logra imponer esta lógica en el rival. Sin embargo. ¿Qué pasaría si el otro se enojara más? Solo esto podría abortar todo el proceso y lograr, tal vez no una resolución, pero al menos sí la suspensión del conflicto. "Si el otro está tan enojado, ¿no tendrá razón?", se pregunta José y, comparando su enojo con el de su contendiente, puede que vuelva sobre sus pasos.
Parte 2: Reflexión: Se le dio el título de "Reflexión" por una cuestión estética unicamente. No usamos el título correcto, que debería ser "Tramando el Castigo", porque haría quedar a quien aplique este método como un maldito. En esta etapa, José rumia su furia de manera poco disimulada y empieza a pensar una pena que sea equivalente al daño que se la ha producido (no debe olvidarse nunca que José SIEMPRE es la víctima y tiene razón). Durante este período debe mantenerse un silencio absoluto, expresión seria e incluso se puede poner algo de violencia a actos cotidianos, como guardar cosas en un bolso muy rapida y decididamente. Cualquier intento de hablarle, tocarlo, mirarlo mucho o, incluso intentar comunicarse telepaticamente, solo pondría las cosas peor. Retrotraería a José a la fase 1, pero con un aumento notable en su enojo. Intentar razonar con él en este momento, paradojicamente, solo lo vuelve más irracional, haciendo que exprese, con más furia y menos sentido, los mismos u otros nuevos argumentos. Si esta fase se prolongara en el tiempo, o si el iluso interlocutor siguiera intentando razonar con él, se entraría en un estado que él mismo bautizó "mal humor". El "mal humor" no es una parte del método, sino un estado joseciano muy habitual, que es muy funcional al método y por eso lo explicaremos brevemente. No está muy claro a que se refiere con "mal humor": puede ser enojo por el conflicto, malestar por el clima, hambre, cansancio, todo esto junto o nada absoluto; puede ser culpa de alguien o no, y puede durar horas, días, o incluso semanas; solo está clara una cosa: nada se puede hacer para disminuírlo. José mismo ha sugerido simplemente esperar a que se pase, pero esta espera puede ser tan larga y nociva (.si el enojo le daba legitimidad a sus reclamos, ¡el mal humor lo hace muchísimo más todavía!) que persisten dudas sobre la utilidad real de tal consejo.
Parte 3: Medida Punitiva: Como se mencionó más arriba, la pena debe ser equivalente al daño que se le ha inflingido (después de todo, José ama la justicia*). Los castigos a aplicar pueden ser igual de nocivos para ambos contendientes, pero este tipo de argumentos no tienen sentido para él. Castigos tales como "no te doy más besos por X tiempo", "no nos vemos más los martes" y cosas tan ridículas como "Nos tomamos vacaciones del otro por una semana" pueden salir de su boca. La medida punitiva probablemente resienta la relación, y dificilmente logre evitar que se repita el conflicto, pero es el requisito imprescindible para terminar el proceso, y pone fin incluso a los mas largos malos humores.
Como se dijo al principio, este método no soluciona los problemas sino que los acumula. Se podría decir que incluso constituye un obstaculo para las relaciones, ya que además de los problemas persitentes se agregan las medidas punitivas. "Si esto así fuera, todas las relaciones irían resintiendose hasta terminar amargamente", pensará el lector. Está parcialemente en lo cierto: a menos que la frecuencia y gravedad de los mismos conflictos sea tan baja que no provoque hastío y frustración en los miembros de la pareja, el final tendrá lugar, tarde o temprano. Por otro lado, perdurarán aquellas relaciones con las que haya tantas coincidencias que los conflictos y sus castigos sean tan espaciados que hagan la relacion tolerable. A la luz de esta explicación, podrá decirse que el método joseciano para lidiar con los conflictos consiste, en realidad, en una herramienta de selección, que mide la coincidencia o capacidad de adaptación de las personas a José Manuel Núñez, o a quien sea que aplique este método. De esta forma, después de muchos fracasos, cual proceso darwiniano, José Manuel Núñez encontrará finalmente su verdadero amor, o se quedará solo.
*Para más información en este punto, remitirse al capítulo "José Justiciero", lleno de relatos donde empuja a ancianitas que malintencionadamente se interponen en su camino, insulta a conductores en infracción y maltata a clientes molestos que no saben lo que quieren.
PD: Está claro que te amo hasta el infinito, no?
En este capítulo vamos a desarrollar un método que ha dado que hablar: el método joseciano para lidiar con el conflicto. En la edición anterior de esta obra, habíamos titulado a este capítulo "Método joseciano de resolución del conflicto", cometiendo un grosero error. Como veremos más adelante, una de las características principales de este método es la no resolución y la acumulación de problemas.
El método es muy sencillo de explicar, aunque no tan sencillo de aplicar. No está demostrado, pero se dice que para poder utilizarlo como primera herramienta, o, al menos, con bastante frecuencia, hace falta tener una alta cuota de capacidad de autodestrucción y un severo daño cerebral.
Esquematicamente, se lo puede dividir en 3 partes:
Parte 1: Enojo: Esta parte es fundamental en el método, dado que la magnitud del enojo es directamente proporcional a la razón que se tiene. "Si uno está muy enojado, entonces es porque tiene mucha razón" es la lógica que rige esta parte. Deben utilizarse expresiones del tipo: "¡Te lo dije tres veces, y sin embargo no lo hacés!". Debe ponerse énfasis en la cantidad de veces, y nunca, pero nunca, cuestionar por qué el otro debería hacer lo que uno dice; ¡es obvio! ¡porque uno lo dijo tantas veces! Esta parte es el secreto del éxito, ya que muchas veces logra imponer esta lógica en el rival. Sin embargo. ¿Qué pasaría si el otro se enojara más? Solo esto podría abortar todo el proceso y lograr, tal vez no una resolución, pero al menos sí la suspensión del conflicto. "Si el otro está tan enojado, ¿no tendrá razón?", se pregunta José y, comparando su enojo con el de su contendiente, puede que vuelva sobre sus pasos.
Parte 2: Reflexión: Se le dio el título de "Reflexión" por una cuestión estética unicamente. No usamos el título correcto, que debería ser "Tramando el Castigo", porque haría quedar a quien aplique este método como un maldito. En esta etapa, José rumia su furia de manera poco disimulada y empieza a pensar una pena que sea equivalente al daño que se la ha producido (no debe olvidarse nunca que José SIEMPRE es la víctima y tiene razón). Durante este período debe mantenerse un silencio absoluto, expresión seria e incluso se puede poner algo de violencia a actos cotidianos, como guardar cosas en un bolso muy rapida y decididamente. Cualquier intento de hablarle, tocarlo, mirarlo mucho o, incluso intentar comunicarse telepaticamente, solo pondría las cosas peor. Retrotraería a José a la fase 1, pero con un aumento notable en su enojo. Intentar razonar con él en este momento, paradojicamente, solo lo vuelve más irracional, haciendo que exprese, con más furia y menos sentido, los mismos u otros nuevos argumentos. Si esta fase se prolongara en el tiempo, o si el iluso interlocutor siguiera intentando razonar con él, se entraría en un estado que él mismo bautizó "mal humor". El "mal humor" no es una parte del método, sino un estado joseciano muy habitual, que es muy funcional al método y por eso lo explicaremos brevemente. No está muy claro a que se refiere con "mal humor": puede ser enojo por el conflicto, malestar por el clima, hambre, cansancio, todo esto junto o nada absoluto; puede ser culpa de alguien o no, y puede durar horas, días, o incluso semanas; solo está clara una cosa: nada se puede hacer para disminuírlo. José mismo ha sugerido simplemente esperar a que se pase, pero esta espera puede ser tan larga y nociva (.si el enojo le daba legitimidad a sus reclamos, ¡el mal humor lo hace muchísimo más todavía!) que persisten dudas sobre la utilidad real de tal consejo.
Parte 3: Medida Punitiva: Como se mencionó más arriba, la pena debe ser equivalente al daño que se le ha inflingido (después de todo, José ama la justicia*). Los castigos a aplicar pueden ser igual de nocivos para ambos contendientes, pero este tipo de argumentos no tienen sentido para él. Castigos tales como "no te doy más besos por X tiempo", "no nos vemos más los martes" y cosas tan ridículas como "Nos tomamos vacaciones del otro por una semana" pueden salir de su boca. La medida punitiva probablemente resienta la relación, y dificilmente logre evitar que se repita el conflicto, pero es el requisito imprescindible para terminar el proceso, y pone fin incluso a los mas largos malos humores.
Como se dijo al principio, este método no soluciona los problemas sino que los acumula. Se podría decir que incluso constituye un obstaculo para las relaciones, ya que además de los problemas persitentes se agregan las medidas punitivas. "Si esto así fuera, todas las relaciones irían resintiendose hasta terminar amargamente", pensará el lector. Está parcialemente en lo cierto: a menos que la frecuencia y gravedad de los mismos conflictos sea tan baja que no provoque hastío y frustración en los miembros de la pareja, el final tendrá lugar, tarde o temprano. Por otro lado, perdurarán aquellas relaciones con las que haya tantas coincidencias que los conflictos y sus castigos sean tan espaciados que hagan la relacion tolerable. A la luz de esta explicación, podrá decirse que el método joseciano para lidiar con los conflictos consiste, en realidad, en una herramienta de selección, que mide la coincidencia o capacidad de adaptación de las personas a José Manuel Núñez, o a quien sea que aplique este método. De esta forma, después de muchos fracasos, cual proceso darwiniano, José Manuel Núñez encontrará finalmente su verdadero amor, o se quedará solo.
*Para más información en este punto, remitirse al capítulo "José Justiciero", lleno de relatos donde empuja a ancianitas que malintencionadamente se interponen en su camino, insulta a conductores en infracción y maltata a clientes molestos que no saben lo que quieren.
PD: Está claro que te amo hasta el infinito, no?
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