Confesiones de un burgués

Corría el año 2001 cuando mi madre emprendió una macro obra en mi casa que tenía como objetivos: techo, piso, paredes, estructura eléctrica, gas. Cambiaron de lugar (y de forma), entre otras cosas: la puerta de entrada, 3 ventanas del living (y nacieron otras 4), las ventanas de 3 cuartos, todo el baño (espejos, bañera y mampara ). Volaron persianas, marcos y muebles. Los sillones que quedaron fueron retapizados y el reloj que hace ding dong con las medias y las horas volvió a sonar. Hasta ahí todo muy bien, como Fernanda en Cien Años de Soledad. Pero llegó Diciembre y la devaluación. Pasaron los caños de la calefacción central, pero faltó la caldera. Teníamos el horno nuevo, pero faltaba la toma especial para conectarlo. Los cuadros tenían marcos nuevos, pero había que repintar las paredes, y así todo. Pasamos entonces más de cinco años sin horno (pero con hornallas), sin calefacción (pero con ventanales nuevos). Tampoco quedó en casa un espejo de cuerpo entero. Si uno quiere verse los pies puede ir al jardín, donde quedó tirada la mitad de un espejo. Para mirar de la cintura para arriba está el baño.Con el tiempo nos fuimos haciendo resistentes al frío. No compramos estufas eléctricas ("lo provisorio siempre se vuelve definitivo, hijo"). Cuando voy a una casa con loza radiante o muy calefaccionada me falta un poco el aire. Salgo más desabrigado de casa. Lo más dificil (al principio) era salir de la ducha, pero alcanza con llevar la ropa al baño y cambiarse justo después de la ducha cuando todavía el vapor calienta. Durante lo más crudo del invierno, mi alergia pacta una tregua con los pelos de mis perras y puedo dormir con Joaquina y Paquita.

5 comentarios:

Nathalie X dijo...

Yo puedo fallecer en una casa sin calefacción josé.

Se me hace más obligatorio que las milanesas de soja congeladas...

Besos.

Nat.

Anónimo dijo...

Y se supone que en el sur somos incivilizados.

Anónimo dijo...

En Sunny Sidra también hay gente hay gente pobre, no lo discriminen.

Marina dijo...

José, de verdad que cuando hace unos años me dijiste con toda sencillez "en mi casa no hay gas", pensé que me estabas jodiendo. Pensé en el peor de los casos "no hay gas, por ahora, es un desperfecto pasajero". Pero no, era "no hay gas, nunca." Sos un sobreviviente!!!! ;-). Esa casa es hermosa, aparte.

amapola dijo...

jajaja, te entiendo. el invierno en una casa no es chiste. y las estufitas elecrticas me salvaron la vida